Consagración Por nuestra profesión imitamos de manera especial a Cristo, entregado siempre a la voluntad del Padre para la vida del mundo y de esta forma también nos unimos más estrechamente a la Iglesia, a cuya edificación nos consagramos juntamente con los demás frailes y monjas, para bien común de la Iglesia y de la Orden.
Obediencia: Mediante la obediencia la persona misma se consagra totalmente a Dios; en el amor, cooperando a la obra de la Redención de una manera específica, a ejemplo de a Esclava del Señor, que “obedeciendo, fue causa de salvación nos solo para si, sino para todo el género humano”
Castidad: Mediante la castidad, nos unimos más fácilmente a Dios, que nos amó primero, con un corazón indiviso y nos consagramos a El con mayor intimidad. Siguiendo al Cordero, que nos redimió con su Sangre, de tal manera que con nuestra oblación nos hacemos cooperadoras suyas en la obra de la regeneración humana
Pobreza: Escuchando al Señor que nos dice: “Anda, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme” hemos decidido ser pobres en la realidad y en el espíritu. Nuestro tesoro está puesto en la justicia del reino de Dios, con plena confianza en el Señor. “Para que en todas las cosas utilizadas por la necesidad transitoria se destaque la caridad, que permanece para siempre”

 

MONJAS DOMINICAS

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FORMULARIO PARA PEDIR ORACIONES

Consagración Por nuestra profesión imitamos de manera especial a Cristo, entregado siempre a la voluntad del Padre para la vida del mundo y de esta forma también nos unimos más estrechamente a la Iglesia, a cuya edificación nos consagramos juntamente con los demás frailes y monjas, para bien común de la Iglesia y de la Orden.
Obediencia: Mediante la obediencia la persona misma se consagra totalmente a Dios; en el amor, cooperando a la obra de la Redención de una manera específica, a ejemplo de a Esclava del Señor, que “obedeciendo, fue causa de salvación nos solo para si, sino para todo el género humano”
Castidad: Mediante la castidad, nos unimos más fácilmente a Dios, que nos amó primero, con un corazón indiviso y nos consagramos a El con mayor intimidad. Siguiendo al Cordero, que nos redimió con su Sangre, de tal manera que con nuestra oblación nos hacemos cooperadoras suyas en la obra de la regeneración humana
Pobreza: Escuchando al Señor que nos dice: “Anda, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme” hemos decidido ser pobres en la realidad y en el espíritu. Nuestro tesoro está puesto en la justicia del reino de Dios, con plena confianza en el Señor. “Para que en todas las cosas utilizadas por la necesidad transitoria se destaque la caridad, que permanece para siempre”
Consagración Por nuestra profesión imitamos de manera especial a Cristo, entregado siempre a la voluntad del Padre para la vida del mundo y de esta forma también nos unimos más estrechamente a la Iglesia, a cuya edificación nos consagramos juntamente con los demás frailes y monjas, para bien común de la Iglesia y de la Orden.
Obediencia: Mediante la obediencia la persona misma se consagra totalmente a Dios; en el amor, cooperando a la obra de la Redención de una manera específica, a ejemplo de a Esclava del Señor, que “obedeciendo, fue causa de salvación nos solo para si, sino para todo el género humano”
Castidad: Mediante la castidad, nos unimos más fácilmente a Dios, que nos amó primero, con un corazón indiviso y nos consagramos a El con mayor intimidad. Siguiendo al Cordero, que nos redimió con su Sangre, de tal manera que con nuestra oblación nos hacemos cooperadoras suyas en la obra de la regeneración humana
Pobreza: Escuchando al Señor que nos dice: “Anda, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme” hemos decidido ser pobres en la realidad y en el espíritu. Nuestro tesoro está puesto en la justicia del reino de Dios, con plena confianza en el Señor. “Para que en todas las cosas utilizadas por la necesidad transitoria se destaque la caridad, que permanece para siempre”
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Consagración Por nuestra profesión imitamos de manera especial a Cristo, entregado siempre a la voluntad del Padre para la vida del mundo y de esta forma también nos unimos más estrechamente a la Iglesia, a cuya edificación nos consagramos juntamente con los demás frailes y monjas, para bien común de la Iglesia y de la Orden.
Obediencia: Mediante la obediencia la persona misma se consagra totalmente a Dios; en el amor, cooperando a la obra de la Redención de una manera específica, a ejemplo de a Esclava del Señor, que “obedeciendo, fue causa de salvación nos solo para si, sino para todo el género humano”
Castidad: Mediante la castidad, nos unimos más fácilmente a Dios, que nos amó primero, con un corazón indiviso y nos consagramos a El con mayor intimidad. Siguiendo al Cordero, que nos redimió con su Sangre, de tal manera que con nuestra oblación nos hacemos cooperadoras suyas en la obra de la regeneración humana
Pobreza: Escuchando al Señor que nos dice: “Anda, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme” hemos decidido ser pobres en la realidad y en el espíritu. Nuestro tesoro está puesto en la justicia del reino de Dios, con plena confianza en el Señor. “Para que en todas las cosas utilizadas por la necesidad transitoria se destaque la caridad, que permanece para siempre”
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Consagración Por nuestra profesión imitamos de manera especial a Cristo, entregado siempre a la voluntad del Padre para la vida del mundo y de esta forma también nos unimos más estrechamente a la Iglesia, a cuya edificación nos consagramos juntamente con los demás frailes y monjas, para bien común de la Iglesia y de la Orden.
Obediencia: Mediante la obediencia la persona misma se consagra totalmente a Dios; en el amor, cooperando a la obra de la Redención de una manera específica, a ejemplo de a Esclava del Señor, que “obedeciendo, fue causa de salvación nos solo para si, sino para todo el género humano”
Castidad: Mediante la castidad, nos unimos más fácilmente a Dios, que nos amó primero, con un corazón indiviso y nos consagramos a El con mayor intimidad. Siguiendo al Cordero, que nos redimió con su Sangre, de tal manera que con nuestra oblación nos hacemos cooperadoras suyas en la obra de la regeneración humana
Pobreza: Escuchando al Señor que nos dice: “Anda, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme” hemos decidido ser pobres en la realidad y en el espíritu. Nuestro tesoro está puesto en la justicia del reino de Dios, con plena confianza en el Señor. “Para que en todas las cosas utilizadas por la necesidad transitoria se destaque la caridad, que permanece para siempre”
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Consagración Por nuestra profesión imitamos de manera especial a Cristo, entregado siempre a la voluntad del Padre para la vida del mundo y de esta forma también nos unimos más estrechamente a la Iglesia, a cuya edificación nos consagramos juntamente con los demás frailes y monjas, para bien común de la Iglesia y de la Orden.
Obediencia: Mediante la obediencia la persona misma se consagra totalmente a Dios; en el amor, cooperando a la obra de la Redención de una manera específica, a ejemplo de a Esclava del Señor, que “obedeciendo, fue causa de salvación nos solo para si, sino para todo el género humano”
Castidad: Mediante la castidad, nos unimos más fácilmente a Dios, que nos amó primero, con un corazón indiviso y nos consagramos a El con mayor intimidad. Siguiendo al Cordero, que nos redimió con su Sangre, de tal manera que con nuestra oblación nos hacemos cooperadoras suyas en la obra de la regeneración humana
Pobreza: Escuchando al Señor que nos dice: “Anda, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme” hemos decidido ser pobres en la realidad y en el espíritu. Nuestro tesoro está puesto en la justicia del reino de Dios, con plena confianza en el Señor. “Para que en todas las cosas utilizadas por la necesidad transitoria se destaque la caridad, que permanece para siempre”
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